jueves, 27 de agosto de 2009

Recuerdos de la noche de ayer…

2 de agosto de 2007
Ayer, Anita, la mujer del Tío Felipe insistía que el día anterior el tío estaba bien: “firmo un papel” “estuvimos hablando que iría a firmar al Seguro, por lo del nombre incompleto…” “no parecía tal mal, si hasta se tomo un jugo y me pedio que hoy le llevara pajillas” Quizás es duro no estar presente cuando el ser querido deja de respirar y pasa de la vida a la muerte… no estar ahí y no saber que paso en realidad nos deja dudas sobre como ocurrieron los hechos… “dicen que estaba en el baño…””las enfermeras no lo cuidaban bien, porque sabían que no podía ir solo al baño…”

Anoche, en la vela había un mar de gente… dos salones repletos y todavía gente afuera… todos parientes López y quizás mas que todo Quezada; los bien conocidos como los tíos y tías hermanos de mi papá y del Tío Felipe: Manuel, Saúl, German, Berta, Esperanza y su parentela... unos conocidos de vistas y oídas y de viejos recuerdos, como Amanda, la hija de la tía Olivia… ¿prima de mi papá o prima mía?… no se… dice que nos llevaba a Francisco (mi hermano) y a mi a que nos vacunaran… la recuerdo de oídas y viejos recuerdos… otros de los ahí presentes eran totalmente desconocidos… creo que hasta algunos de los propios primos, hijos del Tío Felipe entran es esta categoría de desconocidos para mi… que triste, las familias nos dispersamos, nos alejamos… Herberth decía anoche que debemos hacer un encuentro de todos y todas para conocernos, que no puede ser que nos andemos encontrando por ahí en la calle sin que nos reconozcamos como parientes… que en tal reunión familiar nos debemos colocar gafetes con nuestros nombres y nuestra ascendencia para conocer por donde venimos a parar a esta familia.

Ahí estaba Pedro, Walter, Giovanni y Jackie, marido e hijos de la tía Berta… Pedro recién sale de una crisis y ahora es un sobreviviente del cáncer de garganta, Walter que ha llegado de visita desde Costa Rica, donde vive desde el exilio de sus padres, Jackie, con sus hijos (una chica bonita y un chico guapo, con sello de la familia López Quezada), quienes viven en una ciudad canadiense (creo que en Toronto) desde hace mas de dos décadas, cuando ella y su marido, dos jovencitos hijos de exilados, migraron desde Costa Rica en calidad de refugiados… dura es la guerra, la distribución no equitativa de los recursos y vivir en los países pobres del planeta, situaciones que separan a las familias, nos lanza dispersos por el mundo…

Anoche, para ejemplo, no estaba ahí Toño, Moisés Antonio… quien a quedado atrapado en California, para donde emigro de mojado después de la desbandada que causo la muerte de mi padre, la muerte… no, su asesinato que es diferente… por una muerte la familia no huye, huimos por la saña con que fue asesinado, temerosos de correr la misma suerte… por aquellos tiempos de locura, en los inicios de la década de los ochenta… unos salimos para México, otros para Costa Rica, Canadá y Australia, otros nos agazapamos en el anonimato, la clandestinidad, escondiendo nuestros nombres y apellidos, dejando para otro momento tramites legales y oficiales, la finalización de las carreras universitarias, la tesis de licenciatura, la vida social y las alegrías… la felicidad quedo suspendida para mejores momentos cuando, celebráramos el triunfo de la revolución, que para nosotros era el triunfo de los pobres que alcanzarían una vida digna, alimento cotidiano, un techo sin agujeros, educación, salud… no se como llego Toño a California, se que por años no se supo nada de el, que alguna vez entró en contacto con Esperanza, quien me ha contado que se casó con una gringa mayor; que cambio los lienzos por las paredes y trabajaba pintando casas; que sin embargo vendió algo de su obra, que su mujer celosa (y yo agrego egoísta), para mantenerlo siempre a su lado, no le facilito las cosas para arreglar su situación legal en aquel país, así que a su muerte hace unos años, Toño quedo ahí, un hombre viejo, sin papeles, sin dinero, sin posibilidades de regresar a su patria...

Cuando la Abuela Salva murió, fue Toño quien llego a nuestra casa en la Universitaria a buscar a mi padre para darle la noticia… yo acudí a abrir el portón al que Toño se aferraba con sus dos manos temblorosas, con una expresión de aflicción en la cara, los hombros y todo su cuerpo encogidos de puro dolor y tristeza… entonces lloró como un niño y nos contó que a la Abuela, quien estaba en el Hospital Rosales por su largo problema de la pierna de diabética, la habían encontrado muerta en el baño de la sala de hospital… murió de un infarto un día, de un año en los setenta y yo ya no recuerdo cual, quizás como el Tío Felipe ha muero hace solamente dos días… a la Abuela Salva ya le habían practicado una amputación o varias… primero fue el dedo gordo de un pie, creo recordar que el derecho, que se hirió con uno de los clavos del tablero con que hacia tapates de borlitas de lana según cierta técnica que nunca aprendí, en un pequeño accidente cuando viajaba en el carro del Tío German… después la amputación llego hasta la rodilla… recordar a la Abuela Salva sentada en una silla de ruedas, con una venda en el final de lo que había quedado de su pierna, me he llevado siempre a pensar en la diabetes como una enfermedad terrible, incurable…

El Tío German y Miriam estaban ahí con Otto, uno de mis primos… siempre es rico conversar con Miriam… ayer hablamos de nuestras respectivas nietas, de las dos suyas que viven en Chile de la Jimena y la Camila y de la Ariela Sofia que esta todavía en la panza de Flor Elisa, y del Colegio Sagrado Corazón donde trabaja con los jovencitos de octavo grado… y otra vez el asombro, que ha podido cruzarse con la Jimena sin siquiera sospechar que se tratase de una parientita. Miriam es guapa, se conserva tan bien, así como el Tío German, son una pareja elegante, con clase… también migraron para Canadá donde criaron a sus tres hijos, y hace pocos años, con la jubilación del Tío, han regresado a habitar su casa en Jardines de Guadalupe… yo nunca he ido a su casa, ni antes ni después de esta historia de exilios familiares… y es que la familia López Quezada no fue un clan unido… mas bien siempre estuvimos alejados… recuerdo que a finales de la década de los cincuenta o principios de los sesenta, mis padres compraron una televisión… bueno, mas bien habrá sido mi madre la de la idea de la compra, era siempre ella la que tomaba este tipo de decisiones… mi padre era mas bien cauto y prudente con los gastos… pero bien teníamos tele en la casa, en blanco y negro, habrá sido una de las primeras teles del pueblo, y entre tantos amigos, parientes y vecinos, que venían a casa a ver la tele, venían los tíos López Quezada a ver la lucha libre y otros programas… Venia el abuelo Arturo, la Abuela Salvadora, Neto, Toño, Saúl y Esperanza a quienes no les llamábamos tíos porque con sus edades podrían haber sido nuestros primos… Saúl y Esperanza (gemelos y ambos Bernardinos) eran solamente un año mayor que yo, Toño y Ernesto habrán tenido no mas de dos y cuatro años mas, todos éramos niños y adolescentes casi al mismo tiempo… desde el Tío German en adelante ya eran nuestros tíos… German, Manuel, Berta, Felipe… eran nueve hermanos los de mi padre… aquí solamente falta nombrar a la Tía Blanca, la segunda hija, nacida después de mi padre y quien se fue a vivir a Osicala con su marido… de esta Tía no tengo recuerdos de infancia, solo su nombre y el nombre del pueblo donde vivía, Osicala... en mis recuerdos de jovencita si encuentro a Telma, la prima de ojos verdes y cabello rubio y a su hermana Ana una morena guapa uno o dos años menor que ella… con la Tía Blanca y sus otros hijos e hijas nos hemos encontrado un día en la Universitaria, cuando esa todavía era mi casa, hace un par de años nos encontramos con Telma en casa de Esperanza… la tía Blanca y Telma viven en USA, creo que en California, Telma me contó sobre su trabajo, guiando giras de recreación con personas de la tercera edad… se la pasa viajando, conociendo ciudades, sitios… ya no es la chica espigada, sino la mujer rolliza que también soy yo, pero sus ojos verdes están preciosos siempre.

Ayer, el Tío Manuel estaba con cara de desconcierto, lo salude para despedirme… ya lo había echado en falta porque no lo encontré en ninguno de los dos salones… estaba casi a la salida, por la zona del parqueo, con Dolmin el hijo del Tío Ernesto a quien apenas reconocí… otra vez… si lo encuentro en la calle habría sido un perfecto desconocido… Dolmin creció en la casa de la Abuela Salva, lo recuerdo de niño flaquito y avispado, solamente eso… pero hablando del Tío Manuel, es biólogo, pero nunca coincidimos en las aulas universitarias… estudio en la UES siendo ya un profesor de primaria que ejercía su oficio de educar a niños en escuelas públicas. Ahora esta retirado y es uno de los tíos que mas he sentido cerca… nos hemos encontrado en las tertulias en casa de Esperanza: cuando la Jackie vino hace unos cuatro años, celebrando comilonas de mariscos o sopas de pozole estilo mexicano, también en reuniones en mi casa, como aquella vez que celebramos el encuentro con Américo, mi hermano mayor…

Ahí estaban Américo, Berni y su hijito, y Américo hijo (ya no le queda decirle Ameriquito)… con Américo, como de costumbre, conversamos sobre la UES, los candidatos al decanato, los proyectos de investigación de la Escuela de Física, su nueva cátedra, el setenta por ciento de la Escuela que apoya su reelección como Jefe… Américo habla siempre con entusiasmo, sonriendo siempre, es rico encontrarse con gente así, que hace lo que le gusta hacer y lo que quiere, esa gente que como digo es la que ha tenido éxito en la vida… no puedo dejar de recordar al Américo de 1971-72 con quien llegaba a Siman Manuel Baires, a buscarme a la salida de aquellas jornadas de dependiente de perfumes franceses… mas de una vez nos fuimos juntos los tres a comer panes con pavo, por algún lugar que ahora ya no ubico en ese espacio caótico que es el centro de San Salvador , los panes San Rafael? Ya no recuerdo bien, han pasado ya mas de treinta años de esto! Trabajando en Siman, al cierre de la UES en 1972 me encontré con Esperanza quien trabajaba como contadora en un negocio cercano… ella llegaba a la salida de su trabajo y yo estaba ahí, tras el mostrador de los lujosos perfumes de Dior, Gres, Givenchi, Hermes, porque en época navideña el almacén cerraba tarde… uno de esos días nos fuimos los cuatro… yo no supe exactamente cuando ese par se hizo pareja… se fueron juntos al exilio, con sus dos niños, Ameriquito y Francisco, y su niñita Aniara Bernardina, Bernita como le decíamos, allá por mayo o junio del 1983, después que Américo saliera de prisión… en México nos encontramos, antes que Manuel Baires y yo regresáramos a El Salvador… Américo es de los que tuvieron suerte, fue reo político y vivió para contarlo… ellos y nosotros coincidimos en ciudad de México por unos días… los niños se reencontraron ante una mesa de tacos y salsas picantes, ya no se de que hablamos los adultos, pero a ellos los recuerdo jugueteando y enchilándose con salsa verde, comiendo juntos como otros días cuando éramos vecinos en la Montefresco… no volvimos a vernos después de aquel día, sino hasta unos años después… tengo el vago recuerdo de haberlos visitado en la semana santa de 1985 cuando regrese a México con Manuel y Rodrigo en aquel primer viaje por tierra, pero no recuerdo haberme encontrado con Esperanza, si la recuerdo a ella cuando fuimos a ponerla en un avión en el aeropuerto de Guatemala, quizás ya a finales de los ochenta o quizás en 1990…

No ha sido sino hasta que intentaba dormirme cuando se me apareció de nuevo el rostro de la mujer hermosa que lloraba junto a Claudia cuando me despedía, morena y guapa... Evelyn, la primera hija del Tío Felipe que cuando nació llego del hospital a nuestra casa de la Universitaria con su madre, Daysi, la primera mujer de mi tío… las recuerdo a ambas… Evelyn fue como mi bebe por unos días cuando tenia unos 16 años y Daysi enfermo gravemente hasta morir… fue en los años 60… recuerdo que Daysi alguna vez pidió que al morir le pintáramos las mejillas para no parecer tan pálida dentro del ataúd… es sorprendente como en mis recuerdos de aquellos días no aparece Arturito, el bebe de Daysy, que con los años un día me encontré en la red, contactada por él a través de guanacos online… creyendo que estaba y me escribía desde fuera del país “seremos parientes le pregunte” “ mi abuelo se llamó Arturo le escribí ”, y así mencionando a la parentela caímos en la cuenta que éramos primos hermanos!

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