lunes, 10 de agosto de 2009

Ha muerto José Luis...

Dagoberto Gutierrez. COLATINO. Lunes, 11 de Agosto de 2008
Muy temprano sonó el teléfono con una alarma inusual, estos aparatos terminan siendo premonitorios, algo me dijo que algo había en el ambiente, era el martes 29 de julio; pero al levantar resultó que era Martita a quien tenía mucho tiempo de no escuchar. Nos saludamos y rápido ella dijo: —se trata de algo doloroso—, hoy en la madrugada murió José Luis.Yo sabía que estaba enfermo de la garganta, lugar estratégico para él y él me lo dijo cuando hablamos por teléfono sobre una actividad en Candelaria, cerca de Cojutepeque. No supuse que se tratara de algo mortal pero cuando supe su muerte, supe además, que todo lo humano resulta siendo mortal y que lo inmortal, siendo también humano necesita, como la vida al amor, de la mortalidad.Que la muerte sea natural se entiende, que la eternidad nos asuste también se entiende, pero lo que no termina de entenderse o quizás de aceptarse, es que la muerte sea tan poderosa y tan victoriosa que se permita, en cualquier momento y lugar, cortar de un tajo la rosa de la vida de manera impune, silenciosa, repentina y casi, sin tiempo ni hora.José Luis Preza era un artista, un físico, un político de izquierdas, un padre, un hijo, un amante, un esposo, un vecino, un amigo, un guitarrista, un poeta, un hombre con canas y en fin era todo un ser humano y quizá, en algún momento pisó inadvertidamente, algún bejuco o un alambre o tocó alguna cuerda de alguna guitarra que no debió tocar, porque ¿acaso el canto y la música le interesan a la muerte? Porque siempre pensamos que las notas de una guitarra son reclamos de vida, supremas resonancias del arte y acaso pueden ser como viajes en los linderos de la creación.José Luis vivió su vida intensamente como debe vivirse la vida y, solía descubrir el amorío entre Pitágoras y la música, y él sabia muy bien que en éstas dos emociones, la física y el arte, corría un arroyuelo rumoroso que reclamaba de una mano vital que hicieran llorar a la guitarra y de un cerebro sereno que descubriera las reconditeces de la física como un niño jugando escondelero.El cáncer no entiende ni de presencias ni de ausencias, es un hecho o una cosa o una célula con tanta energía vital que termina decidiendo robársela a cualquiera que encuentre en su camino; hay un azar en todo esto como parece haberlo en muchas cosas, y resulta mejor pensarlo así que pensar en una programación o en una razón que va decidiendo, paso a paso, quiénes, cuántos, dónde y cuándo serán encontrados, lo cierto es que si llegastes a nacer has ganado el derecho, oí bien, el derecho de llegar a morir y entonces, si las cosas fueran así, y quizás no lo son, cuando hablamos de estar viviendo en realidad estamos muriendo o, quizás, al mismo tiempo que se vive se muere. ¿Cómo será?, en definitiva, este amorío furtivo entre la vida y la muerte, ¿en dónde se conocieron?, ¿acaso se enamoraron? y ¿cuándo decidieron vivir juntos? o ¿están peleados? o ¿no pueden pelearse?José Luis Preza era un intelectual lleno de vida y de sueños, de música y de amores, de proyectos y realidades y yo creo que él tenia, en alguna bolsita secreta de su equipaje, su pasaje secreto para este viaje, este es un boleto que, según me han dicho, le dan a uno al nacer pero no le dicen nada y tampoco le dicen cuando pasará el tren que uno debe abordar, ni le dicen que es un tren pero yo sé, porque me lo ha contado alguien de mi alta confianza, que es un tren con muchas luces y con mucho silencio en donde uno entrega el boleto y lo pasan adelante y cuando uno abre los ojos este tren luminoso sale volando y si el viajero es artista, de inmediato lo reúnen con todos los artistas y guitarristas con los que uno ha tocado o a los que uno ha admirado, ahí le dan vino a uno y comida abundante porque, todos los artistas se van al cielo y este es una de las estaciones con mas luz en el eterno recorrido de éste tren.No tengo duda, no tengo razones para dudar, que José Luis está, en ésta estación que les cuento, tocando una guitarra, ahí las tienen de todo tamaño y de todo color, y es bueno saber esto para empezar, con tiempo suficiente, ha enamorarse de las guitarras. En todo caso ya tendremos adelantado a alguien de confianza como José Luis, que nos dará las informaciones pendientes. No hemos inventado todavía, y no creo que convenga, la libertad frente a la muerte pero ya inventamos la libertad frente a la vida y siempre, siempre, hemos de intentar darle a ésta el sentido más hermoso que podamos, para que así la muerte solloce al encontrarnos. Descansá en paz José Luis.

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