jueves, 27 de agosto de 2009

Que lindas estamos… otros escritos del fin de año 2000 y reflexiones de 2007.

24 de diciembre de 2000.
Han pasado largo rato frente al espejo, se han pintado los ojos (bueno, los parpados), los labios y los cachetes… las he visto alegres con sus estrenos recién comprados en el mercado de pulgas, y me han parecido increíblemente hermosas… Beatriz ha dicho “que lindas estamos” y me ha dado tanto gusto oír esta frase que denota esa buena autoestima… son lindas desde el pie hasta el alma como ha dicho de alguien Benedetti… se conforman con tan poco, no piden grandes cosas y siempre han entendido las limitaciones de nuestra familia… pienso que soy una madre afortunada; pero sigo en mi encierro voluntario… no descifro lo que pasa en mi vida, por qué esta profunda tristeza me invade aun en días de fiesta… los cohetes impactan mis oídos sensibles, el humo irrita mis ojos, me duele la cabeza…

24 de diciembre de 2000, 8:40 p.m. Mayita me dicta el poema que escribió para mí el 12 de diciembre de este año…

No quiero que tu rostro
se llene de nuevo de lágrimas
No quiero que la sombra
vuelva a invadir tu corazón
No quiero que tu risa hermosa
se pierda entre las ramas de tu pasado
No quiero que tu mente
se llene de tinieblas negras
No quiero que a tus palabras
se les quite ese aroma de dulzura que llevan dentro
No quiero que tus sueños
se vuelvan pesadillas
Y no tengas ilusiones jamás…
No quiero que tus rocas llenas de fe y esperanza que llevas dentro
choquen contra la marea
y puedan hundirte para siempre
no quiero que tu vuelo
caiga dentro del hueco de la soledad
no quiero que tu cielo azul se vuelva gris
no quiero que tus nubes blancas
se vuelvan negras
y no quiero que el sol
que te ilumina cada mañana, se obscurezca
Lo único que quiero
Y nunca dejare de querer
Es que me prometas de una vez
Que siempre serás feliz…

10 de Agosto de 2007…
En el fondo de una caja he encontrado hoy uno de los tantos cuadernos en los que he escrito en mi vida… este comienza el 24 de diciembre de 2000. Es uno de esos cuadernos marca MEAD, de papel grueso que solía encargarle a mi amigo Francisco Aguirre… he leído el poema que Mayita escribió para mi y que me dictó aquel día, después de ponerse mas linda que de costumbre… he cortado la pagina para guardarla en el pequeño baúl donde guardo los recuerdos de ella, esa hermosa caja de madera que heredé de su bisabuela Margarita, llena de pañuelos de seda que un viejo amor le trajo de USA en los últimos años de su vida (alguna vez tendré que escribir para Mayita esta historia de su bisabuela…).

Al pie del poema, con su letra, Mayita escribió: Para la luz de mis ojos que alumbra cada sombra dentro de mi corazón, espero que esta promesa nunca se te olvide y este poema siempre lo tengas dentro de ti… T.Q.M. Maya…

La página sigue…
Es curioso… Claudia, Nacy, Nelson y Rebeca, Roberto y Natalia me regalaron velas en esta navidad… Rodrigo me regalo una linterna “para devolverme un poco de la luz que le doy” y las niñas… mis niñas me regalaron plata, con el mensaje de que soy su luz… es curioso como me perciben… soy la luz… soy la luz, y me siento entre tinieblas como una noche cerrada sin luna ni estrellas…

Hoy lloro, pero no estoy deprimida… en aquellos días lloraba siempre, no pude entender que pasaba, los días se me iban en pura tristeza, y no fue sino hasta varios años después, con ayuda de la Doctora Barahona, aquella psiquiatra del Seguro Social, que comprendí y acepte que estaba en un proceso depresivo profundo y que tenia razones de sobra para estarlo, pero que también tenia suficientes razones para luchar por salir de ese estado.

En este proceso perdí a Maya… creo que se cansó de verme en aquel lamentable estado y huyo lejos buscando la felicidad junto a un padre que siempre ha visto la vida con demasiada ligereza para mi gusto, y junto a una nueva familia no tan rígida ni autoritaria, mas informal, y desenfadada, que era lo que necesitaba a sus quince añitos…

A quince días de estar en España la visité... la encontré feliz, como si hubiera vivido años en ese ambiente, con sus uñas pintadas de negro… yo no le había permitido que se las pintara de negro con el argumento de que si su medio ambiente habría requerido que sus uñas fueran negras, lo serias naturalmente negras…


27 de diciembre de 2000
Son las siete de la mañana y tomo café… he despertado antes de que saliera el sol, sintiendo que alguien daba una fuerte palmada en la planta de mi pie izquierdo que estaba fuera de las sabanas. Tuve la sensación de que era la abuela Chabe que me despertaba siendo yo una niña pequeña… en los últimos tiempos he tenido sensaciones raras… una noche de la semana anterior, mientras cenaba, sentí un fuerte aleteo en la oreja izquierda, justamente como si un ave emprendiera el vuelo desde mi hombro, y rozara mis cabellos y mis mejillas con su aleteo… otro día, mientras dormía, tuve la sensación de que alguien entraba muy rápido a mi habitación, y salía por la ventana dejando un viento a su paso…


10 de Agosto de 2007
Flor Elisa ha tenido muchas “sensaciones” raras… muchas veces pasaba corriendo por la sala de la casa de la Universitaria, sin volver a ver hacia la cocina, asegurando que allí dentro estaba alguien… algunas no fueron sensaciones, por ejemplo esa vez que también otros vieron con sorpresa como la televisión se encendía sola, cuando la Florcita cruzaba la sala… me he preguntado si este tipo de sensaciones o fenómenos son causados por estados patológicos… los nervios… yo he aprendiendo a ver este tipo de fenómenos con un poco de naturalidad, a pesar de que me perturban el sueño y me hacen pensar… como aquella noche del pasado 4 de octubre, día de San Francisco. Con mami comentamos que se acercaba el día del santo de mi papi, ella me contó que siempre lo soñaba por estos días o por el día de su cumpleaños, y yo le comenté que en todos estos años no lo había soñado, sino únicamente aquellos sueños previos a la muerte de Manuel en los que, sentado en una hamaca me decía que las cosas se estaban poniendo difíciles, o caminando entre Nelson y Giovanni en la calle que lleva a la finca en Totolco, me lo encontraba con cara de preocupación y me decía que tenia que ser fuerte porque las cosas irían peor… la madrugada del día de San Francisco, estando en ese estado de semi sueño, sentí, sin tener duda alguna, que alguien se sentaba en la orilla de mi cama y me abrazaba. Yo creí que era José Luis o Beatriz y extendía el brazo, la mano no encontró nada que tocar a pesar de la sensación del abrazo… entonces pensé inmediatamente en que a mi mami le había pasado algo, lo cual no era difícil de pensar dado que ella esta sola en la casa del pueblo… por un par de horas no pude dormir angustiada y pensando lo peor… entonces de nuevo en el semi sueño provocado por el cansancio, pude ver una silueta masculina al pie de mi cama, mi mami dice que era mi padre…

José Luis no es un hombre supersticioso, al contrario… es un materialista dialéctico, sin embargo también tiene cosas que contar en relación a este tipo de fenómenos… hace unos años, viviendo en el apartamento de la Colonia Libertad, para un aniversario de la muerte de su padre, me contó que lo había despertado un fuerte golpe en la parte de abajo e su cama… era de madrugada, y con este evento recordó que el día de la muerte de su padre, fuertes ruidos se oyeron en el techo de la casa, y no precisamente de gatos en celo… José Luis, una noche despertó y vio a Manuel Baires, acostado en la cama, dormido al lado suyo… dice que se asusto mucho, que era Manuel como en aquellos años de universidad, cuando se conocieron… le pregunte como estaba vestido y me describió aquel poncho amarillo, de tela de toalla que tenia Manuel y que dudo que alguna vez haya visto José Luis…

29 de diciembre de 2000
Tengo pereza de pensar, de escribir, de soñar, de ponerme en pie… estoy cansada, muy cansada. Me duele la espalda y he perdido la esperanza, la ilusión, la alegría… pienso que tengo unos minutos mas para abandonarme a la angustia y la tristeza… unos minutos mas antes que Alma y Amy se pongan en pie con el entusiasmo de ir a la playa… entonces tendré que pintar en mi rostro una sonrisa grande, tomar mi libro, mis sandalias y mis pareos y salir para la playa a la espera de otro momento de soledad para dar rienda suelta a la tristeza… creo que debo experimentar estos sentimiento… el dolor y la angustia son cosas humanas, parte de los procesos de salir adelante, de asimilar para resolver completamente, parte del proceso de crecer y ser cada vez mas humana y mejor… si no me vinieran estos estados de lucidez, quizás ya habría pensado en el suicidio…

10 de Agosto de 2007
No se si alguna vez realmente pensé en el suicidio, quizás lo dije o intente tomarme unas aspirinas de mas y mi madre pensó que me suicidaría… estábamos en La Sierpe, en aquel potrero engramado donde había un enorme árbol de conacaste cuyos frutos colectaba para llevar a casa y elaborar pócimas secretas para mi farmacia imaginaria… la tía Angélica le decía a mi madre, si se quiere morir, dejala que se muera, que Ángeles quiere el cielo…” habré tenido no mas de trece años y realmente lo que quería era vivir, pero no encontraba como ante aquellas nuevas sensaciones que seguramente las hormonas habían instalado en mi cuerpo y mi mente. Si lo pienso y estoy segura, nunca me he querido morir, pero si, mas de alguna vez, he querido simplemente desaparecer por un rato, mientras las cosas se ponen bien, hasta que la vida vuelva a su cause, en aquellos momentos realmente difíciles… no se si a este sentimiento se le pueda catalogar como instinto suicida…

31 de diciembre de 2000.
Son las siete de la mañana y hace frío. El viento mece las ramas del árbol de aguacate ahí en el patio y yo aquí tomo café… siempre he querido una cocina con ventanal al jardín y un desayunador para sentarme en las mañanitas frescas a tomar el café. Preferiría a esta, una cocina más amplia, una ventana más grande y de vidrio con madera, una silla más cómoda y una mesa más grande al centro de la cocina… pero esta capacidad de “conformarme” es uno de mis dones. Conformarme aceptando las cosas y situaciones que tengo, como verdaderas “gracias”, y me siento hoy satisfecha con este banquito que me sostiene, esta mesita sobre la que escribo, esta ventana solaire que no cierra bien, que cuela viento y polvo, y esta manchada por el tiempo y los malos pintores que han dado brochazos de uno y otro color a los vidrios, a través de los años. El espacio tampoco esta mal, hay por lo menos tres metros cuadrados libres al centro de la habitación… aquí me encuentra la mañana del ultimo día del año 2000, sorprendida y preguntándome de donde he sacado ayer todas las energías para mover todos los muebles de la casa y pintar paredes lila y verde menta en la sala comedor, habitaciones lila y rosa… hoy veo mi obra, quizás como dios habrá visto su creación después de siete días de creación…

11 de agosto de 2007.
Es interesante como la vida nos pone en diferentes situaciones… es para probarnos la paciencia. La vida nos regala momentos hermosos y otros tristes, días luminosos y días en los cuales no sale el sol me pregunto que seria de nosotros si la vida fuera o solo mala cosa o cosa buena… me gusta aquella canción de Serrat, de vez en cuando la vida nos besa en la boca, pero de vez en cuando nos sorprende sentados chupando un palo sentados sobre una calabaza (o algo así)… el 31 de diciembre de 1999, amanecí en Mojacar, un pueblito cuyas casas blancas parecían repetidas y colgadas en los acantilados de cien por ciento de pendiente.

Llegue a Mojacar con Paxti la noche anterior, después de recorrer todo el día los territorios de Murcia y Andalucía… eso era Almería y aquel mar que nos arrullo durante parte del camino era el Mediterráneo… hasta ese día, para mi el Mediterráneo era dos cosas: un mar marcado en un atlas de geografía, y una canción… quizás mas lo ultimo porque no pare en todo el camino de repetirme mentalmente “a tus atardeceres rojos se acostumbraron mis ojos…” la noche del 30 recorrimos las calles angostas de Mojacar, llenas de curvas e iluminadas escasamente por las luces amarillas que colgaban de farolas de hierro… aquel pueblito se me antojo un “nacimiento” o un “Belén” como aprendí en España esa primera vez.

Temprano del 31 caminamos por la playa mediterránea, una cala de arena, rocas esparcidas y algas grades que examine con mi eterna actitud de investigadora… antes de partir para Granada, subimos por un acantilado en Cabo de Gata, y desde las alturas vimos el Mediterráneo, profundamente azul, confundiéndose en el horizonte con un cielo celeste y hermoso.

En diciembre de 1999 cruce el Atlántico buscando felicidad, tocada por el hada de la alegría que tiraba piedritas en mi ventana, tan insistentemente que una mañana decidí y me dije ‘esta bien, esta bien, abriré la ventana, no vaya ser que los dioses y las hada se me enojen… no vaya a ser que se rompan los cristales… abriré la ventana y dejare que la alegría entre como ventarrón y desordene mis cabellos, me haga cerrar los ojos y me haga cosquillas hasta reír a carcajadas…” abrí la ventana de par en par y acepte lo que la vida me quisiera dar en aquel momento, acepte todo como una “gracia” concedida, la belleza del paisaje, el frío, el azul profundo del mar mediterráneo y la mano de Paxti que tomo la mía para ayudarme a subir los acantilados. De verdad que de vez en cuando la vida me ha besado en la boca…

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