jueves, 27 de agosto de 2009

El Manzano…

Lunes 6 de agosto 2007.
He pasado aquí tres días y como me suele suceder cuando estoy en sitios rurales, quisiera volver para vivir en este caserío… imagino la casa rodeada de plantas con flores, matas de huerta, árboles frutales, y plantíos de tomate, ejote, pipan y ayote… la diseño mentalmente y le pongo un corredor con piso de barro y hamacas colgadas, y una cocina tan amplia que le quepa una mesa de comedor en el centro…

En sitios como este, el tiempo se alarga, la gente hace sus tareas sin prisas, nadie va corriendo, solo los niños detrás de las pelotas; las mujeres caminan despacio, saludan, se detienen para conversar con nosotros; nos ofrecen “huevos de amor” de “gallinas indias” y “guineos majonchos” y debemos esperar a que el hombre de la casa les ponga precio para poder comprarlos… las mujeres no se atreven…

Un par de niñitas, casi adolescentes, juegan ese juego de manos y palmadas mientras cantan ciertas cancioncitas… es vacación y mucha gente ha llegado de las ciudades, grupos de visitantes caminan por los senderos hacia las pozas del río, van con toallas en las manos y regresan con los cabellos mojados y comentando lo fría que ha estado el agua… frente a la cabaña que ha sido nuestra casa por estos días, hay un solarcito con huertas, matas de piña y de zacate limón… entre algunos helechos que adornan el muro de un corredorcito donde he estado instalada en una hamaca, las lagartijas tornasoles se asolean atentas al movimiento de los humanos… corren cuando detectan su presencia y se esconden en agujeritos… algunas flores silvestres se observan entre las hierbas que ahora, con las lluvias están verdes y frondosas… tras el techo de otra cabaña, frente a la que ocupamos, se levanta un bosque de pinos, y a lo lejos, se alza una montaña con vegetación que no se precisar desde aquí, pero que identifico como latifoliada…

En este caserío he conocido a Paula, Iris, Ulises Vladimir, el niño huía de El Manzano… también a Jeremías, su hijo y su segunda mujer… también he conocido algo de su historia… Jeremías es originario de Cuscatlán, tiene hijos grandes y a su primera mujer la desaparecieron después de capturarla allá por la ADOC, en el Boulevard del ejercito, después del asesinato de Monseñor… aquí no precisan explicaciones de que Monseñor se trata… para esas gentes solo hay un Monseñor y este es el San Romero de América… Jeremías es hoy el vigilante del parque ecológico, cuida que la gente parquee bien sus vehículos, y cobra el dólar por la entrada… Jeremías nunca pensó en entrar a la guerrilla, es que había que hacerlo porque si no te mataban, no se trataba de hacerte guerrillero para que al final de esa historia te dieran un pedazo de tierra en una montaña de Chalatenango… nos ofrece un terreno que tiene en venta, entre la oferta y la conversación nos pregunta ¿pero ustedes son del frente verda? y respondemos que no, pero que no nos ha quedado de otra en mas de alguna ocasión que votar por el frente… y nos da la razón… es que uno no puede traicionar al frente aunque estemos enojados con su dirigencia… nos habla de Consuelo Roque y no encuentro relación entre la Consuelo Roque docente universitaria que conocí mientras trabajaba en la UES y la Consuelo Roque que ahora es percibida como la señora rica del pueblo… algunos colegas / compañeros tuvieron visión empresarial y se hicieron corredores de bienes raíces, compraron terrenos hace algunos años que ahora venden, en este caso a $20,000 la manzana.

En El Manzano esta Soledad y Mauricio (el hijo de Consuelo Roque), una pareja que hace su vida entre las artesanías y la cocina del Restaurante Las Orquídeas… les envidio, con envidia de la buena, y mentalmente les deseo lo mejor… la cocina de Soledad dista mucho de ser una buena cocina, la sopa de gallina esta matecosa, la gallina dura, el conejo chuquilloso, los huevos fritos rechinados, los frijoles molinos aguados y el café ralo… así hemos comido durante estos tres días…

Yo he estado instalada en la hamaca que José Luis instalo entre dos troncos de árboles, a dos pasos del corredor de la cabaña, con las botas Timberland protegiendo mi pie izquierdo con esguince de tobillo, mi pie cabe a duras penas en la bota, esta hinchado y tengo comezón… por esta razón hemos comido en el corredor de la cabaña, los alimentos que va José Luis a encargarle a Soledad y que nos trae Iris o Paula… pienso que para la próxima, ya conociendo las condiciones de este lugar, traeremos una cacerola y una ollita, para cocinar en la hornilla que esta al lado de la cabaña, también frijoles Natura, queso duro blandito y una hielera con vegetales, frutas y algunos embutidos… ah y café del bueno para amanecer oliendo rico y tomarlo sentados en el corredor, viendo como se ilumina el día y oyendo como los gallos cantan…

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