lunes, 10 de agosto de 2009

La chica de ojos verdes y el José Luis de la cama 29…

Era una chica realmente guapa y joven, quizás 22 o 24 años, con enormes ojos verdes y piel rosada, rostro terso y joven, aparentemente suavecito, cabellos claros medio rizados y largos agarrados a una cola de macho… pantalones vaqueros y blusas mangas largas. A pesar de que nos encontramos todos los días por unas cuatro semanas, no le pregunte su nombre… ella si me decía niña Martita… casi siempre estaba con su madre, joven y callada con rostro de mujer sufrida quizás recién llegada a la década de los cuarenta… por esos días esta chica sufría la pena de su hermano y la perdida de su esposo… dice que ya no me quiere, le llamo por teléfono y me lo niegan en la fabrica… me confesó llorando… y yo no se como hacer para vivir sin el… en varias sesiones, mientras me sostenía el bote de crema de cuerpo y las toallitas húmedas y aplicaba crema a José Luis en piernas, brazos, pies y manos, converse con ella convenciéndola que era un ser humano hermoso, una mujer inteligente… que las mujeres no necesitamos a nadie para ser felices porque la felicidad la llevamos nosotras dentro, que debemos ser dignas y que no debemos permitir que nos humillen… que así son las rupturas, que nos duelen porque somos capaces de amar profundamente, que esto es bueno, pero que al primer ser humano que debemos amar es a nosotras mismas… su hermano José Luis, un chico moreno y menudo, ansioso y de mirada permanentemente desconcertada, entraba en periodos depresivos y silencio total, se negaba ha hablar con su hermana y su madre… un paciente evangélico, hombre viejo, que paso fugazmente por la cama 29 le metió en la cabeza que le había hecho un mal… te han puesto un animalito dentro del cuerpo… José Luis se lo creyó y comenzó a sentirlo… su madre y su hermana encontraron de inmediato a la culpable: es una mujer de por la casa que se ha metido con mi papá… decía la chica bonita de ojos verdes… es increíble como la sencillez de estas personas ponían mas atención a estos comentarios y no se ocupaban de preguntar a los médicos por el diagnostico de su hermano… pregunte le decía, pregúntele al doctor que tiene su hermano, cuando van a darle el alta… dijeron que estaban esperando resultados de usos exámenes, que parece que son los riñones, pero el también tiene otra enfermedad en la cabeza… se imagina cosas, oye voces…es que quizás no es un animalito lo que se le ha metido adentro, sino el demonio… esquizofrenia. El muchacho paso del silencio a la negación de ser tocado por sus pariente… no quería ni hablar con ellas ni que tocaran sus manos… un mediodía encontré a la chica de ojos verdes junto a la cama de mi José Luis… el le sonreía con ternura y ella le decía que se pondría bien… le estaba diciendo que ya iba a venir su angelito, porque usted es su angelito, me dijo… a mi hermano lo pasaron para otra sala, al final del pasillo, hoy lo encontramos peor… no quiere que lo toquemos porque dice que el demonio le quema adentro… venga a hablarle por favor… lo hice con mucho cuidado, primero le pedí permiso para sentarme en su cama, junto a el, se apartó un tanto asustado y me quede parada… le pregunte si quería que habláramos y encogió los hombros indicando que no le importaba que si o que no… le conté una historia: todos y todas tenemos un ángel de la guarda que se coloca sobre nuestras cabezas… cuando estamos enojados, tristes y no queremos estar cerca de las personas que nos aman, el ángel sube sobre nuestra cabeza, alejándose de nosotros a pesar que nunca nos deja solos, siempre esta pendiente de nosotros… cuando estamos alegres, sonrientes y aceptamos que las personas que nos aman nos abracen y nos cuiden, nuestro ángel se acerca tanto que nos abraza, anda sobre nuestros hombros como un periquito… ese día permitió que le tomara de las manos y sonrió por primera vez, y al día siguiente me llamo para darme un testimonio… un viento entro a la sala, desde el pasillo, por la puerta, se paseo por su cuerpo entero, atravesándolo desde la cabeza hasta los pies, por donde salió, para escapar de la sala por las ventanas… no había otra explicación: era el espíritu santo niña Martita… el espíritu santo me saco al demonio que me había puesto la mala mujer de mi papa… hubo días que la chica de ojos verdes no tenia dinero para el bus, con vergüenza me pidió prestado… siempre me devolvió las cantidades que le daba, dos o tres días mas tarde, que yo tomaba de regreso para volvérselo a dar uno o dos días mas tarde… la ultima vez fue un billete de cinco dólares… llego a la orilla de la cama de mi José Luis para contarme su tragedia… su hermano iba a ser trasferido al Hospital Rosales… en la maquila no le pagaron el seguro y no tenían taco… esta fue la ultima vez que vi a la chica de ojos verdes y a su hermano menudo y ansioso… le deje el billete de cinco dólares y sus ojos verdes se mojaron con abundantes lagrimas mientras me abrazaba…

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